LA PORTADA DE INGRESO A LA CARTUJA DE SANTA MARÍA DE LA DEFENSIÓN, JEREZ DE LA FRONTERA, CÁDIZ
Esta monumental portada
por la que se ingresa al interior del monasterio de la Cartuja Jerezana; tiene
dos cartelas con inscripciones situadas sobre las columnas interiores, ya en el
arquitrabe, nos indica la de la derecha el autor de la misma, en una
inscripción en versales incisas y lengua latina:
Y la de izquierda, en caracteres arábigos, la fecha de su construcción “1571”.
El arquitecto Andrés de
Ribera, era natural de Jerez de la Frontera, formado en Salamanca, donde se
introduce en el conocimiento de las formas renacentistas. Fue Maestro Mayor de
las obras de la ciudad de Jerez, dejándonos obras tanto de carácter religioso,
entre ellas la portada de acceso a la iglesia del Convento del Espíritu Santo, la bóveda
casetonada del coro del Convento de Santo Domingo, en este ámbito se le
relaciona con la realización de la Sacristía de la Iglesia de Santiago.
En el ámbito civil, realizó el
edificio del Cabildo Municipal, junto a Bartolomé Sánchez y Diego Martín de
Oliva, se le atribuyen también la gran portada del Palacio Riquelme y trabajó
en el palacio gótico-renacentista de Ponce de León. También se le atribuye la
cruz de devoción, situada en la entrada de la cartuja jerezana.
Andrés de Ribera es un arquitecto
renacentista, que se mueve entre el plateresco y el purismo.
La portada de la Cartuja, según el “Informe de La Vega” de 1856, que plantea el lamentable estado de conservación del monasterio, indica que, en ese momento:
“Su estilo
de transición del renacimiento al grecorromano... se halla en buen estado, y
solo requiere para su conservación de que arranquen los vegetales que han
nacido entre los sillares y se tomen las juntas de estos”
Habría que entender que la
afirmación de “grecorromana” se refiere a la presencia en ella de elementos
propios del vocabulario artístico clasicista. La concepción de la portada y sus
elementos constitutivos responde a estilo del renacimiento purismo, quizás sea
la obra más propiamente purista de este autor.
La mayor parte de la cartuja
jerezana: la traza de la iglesia conventual, del claustrillo, del refectorio,
son obras finalizadas en el primer tercio del S. XVI, que se pueden encuadrar
en el estilo tardo gótico, del segundo tercio es la incorporación de las
columnas de mármol genovés y capitel de pencas de las esquinas del claustrillo,
las portada plateresca del refectorio, la portada del muro de entrecoros de la
iglesia, en una evolución artística que culmina con la portada del monasterio
en el último tercio del siglo, en un estilo claramente renacentista, en el que
los elementos decorativos se reducen en extensión y se simplifican.
Cierto es que, en España, los
estilos artísticos europeos llegan con una tardanza de décadas, pero quizás eso
hace que esta portada cartujana, refleje no solo la simplicidad y la
grandiosidad del renacimiento, sino también la triunfalidad contrareformista de
la que la monarquía hispánica de Felipe II, era su mejor difusor.
Concebida como un gran arco del
triunfo, está realizada en piedra calcarenita, procedente de las canteras de la
Sierra de San Cristóbal (Puerto de Santa María), con algún elemento de piedra
martelilla, placas de pizarra negra y elementos de cerámica vidriada.
Este arco del triunfo está
flanqueado por dos pilares cuadrangulares y deja en su intradós la portada del
monasterio propiamente dicha.
En la metopa del centro del arquitrabe sobre la clave del arco, encontramos el escudo de la monarquía hispánica de Felipe II, cuyos límites sobresalen del tamaño de la metopa.
Sobre el arquitrabe se desarrolla un segundo cuerpo, que remata el conjunto, sobre un pedestal corrido, encontramos en el centro una venera, en su interior y sobre ménsulas con forma de volutas, se apoya una placa con el relieve de Dios Padre, coronado y con la esfera del cosmos en sus manos, este relieve se rodeó de una placa de pizarra negra.
Entre estas ménsulas, decoradas con
elementos vegetales en su frontal, se colocó el escudo de religión de la orden
cartujana, con los símbolos pasionarios. La concha se recerca con un arco de ½
punto flanqueado con sendas volutas que facilitan el tránsito al pedestal,
dejando espacios abiertos. En el frontal del pedestal, hay unos rombos
escasamente salientes con óvalos de cerámica en su interior.
A los lados del pedestal corrido hay
dos pilares cuadrangulares de la misma altura que el pedestal, pero separados
de este, rematados en bolas, cuya verticalidad coincide con las columnas
interiores del primer cuerpo. En línea con las columnas exteriores hay otros
dos pilares, más bajos. El conjunto se remata con una decoración de bolas, una
sobre cada pilar y tres sobre el arco de la venera, en una disposición
geométrica, simétrica y descendente en altura,
Grandalla y
Zapata, informa en 1885, que:
“La portada se hizo en un principio con un segundo
cuerpo, pero quedó demasiado alta y temiendo que se desplomará, se redujo a su
á su actual estado”
Sin embargo, no
parece que este segundo cuerpo existiera en ningún momento.
Los paños de los intercolumnios se decoran con dos placas de pizarra
rectangulares, más altas que anchas, recercadas, con molduras cruciformes
separadas de las placas, en las bases de las molduras encontramos sendos óvalos
de cerámica vidriada.
En el centro, en línea con el arquitrabe y bajo él hay un gran arco de ½ punto, a modo de arco triunfal, en cuyas enjutas se colocaron los escudos con la heráldica del fundador, asumido como el blasón identificador cartuja jerezana, sobre las dovelas del arco situaron óvalos de cerámica vidriada y en la clave del mismo una ménsula volada.
Descansa el arco sobre
una imposta de varias platabandas que se apoya en unas bandas salientes, aunque
menos que las columnas, del muro de la fachada, las bandas están recercadas por
una moldura y decoradas con semiesferas de barro, hoy desaparecidas, y de las
que quedan sus recercados en forma de óculos ciegos como testigos.
A ambos lados de los pares de columnas, hay sendos pilares cuadrangulares sobre pedestal, situados en línea con los muros de los paños interiores de los intercolumnios, decorados en su frontal a media altura con una placa de pizarra negra, rehundida apoyada sobre imposta y en la parte superior con el escudo cartujano en relieve, diferenciado del muro por una imposta, a modo de soporte.
Rematan los pilares, pináculos bulbosos, que permiten que estos elementos exteriores alcancen la altura del arquitrabe.
Los pilares conectan con
la portada a través de una tracería pétrea, que deja abiertos vanos
rectangulares y óculos ovalados en cuyo interior se han colocado círculos
pétreos decorados con semiesferas de cerámica vidriada negra en su frontal.
La verdadera portada esta
rehundida, cobijada dentro de este arco triunfal, constituida por dos cuerpos,
el inferior, el arco, apoyados sobre bandas similares a las que sostienen el
gran arco, e este caso sin decoración de cerámica, sobre sus impostas, se
desarrolla el arco de entrada, de ½ punto, decorado en sus dovelas con 5 pares
de semiesferas de cerámica en su frente y cuatro en el interior, las enjutas
también decoradas con cerámica vidriada.
En el cuerpo superior, es el ático de esta portada, se desarrolla sobre un arquitrabe liso de varias platabandas de distinto saliente, constituido en su base un paño decorado dos óvalos cerámicos. Sobre el que se desarrolla una imposta de línea movida sobre la que se apoyan tres hornacinas flanqueadas por pilastras jónicas, sobre
Las hornacinas laterales
se cubren con bóveda de ¼ de esfera y la central con concha avenerada, en ellas
se desarrolla el ciclo narrativo de la portada, con tres figuras, en el centro la
escultura de la Virgen, a la que guras está dedicado el monasterio, el fundador
de la orden cartuja, San Bruno, a su izquierda, y San Juan Bautista, patrono de
los eremitas a la derecha. Las figuras de bulto redondo, están muy desdibujada
en sus caracteres por la erosión y la pérdida de materiales.
En el tímpano circular que forma este segundo cuerpo de la portada, encontramos tres vanos ovalados abiertos con tracería cruciforme, en su centro con decoración cerámica. El central horizontal y los laterales verticales; desde el central se desarrollan dos volutas decoradas que permiten la transición del óculo al arquitrabe sobre las hornacinas.
Una puerta monumental de nogal (hoy pintada en tono rojizo) y doble hoja casetonada con remaches broncíneos, da acceso al monasterio, en ellas en altura se sitúan sendas aldabas originales del monasterio (que estuvieron depositados en el Museo Arqueológico Municipal hasta la vuelta de los cartujos) con las inscripciones “ANNO DOMINI” (en la aldaba de la derecha) y “1572” (en la de la izquierda). Encima y en línea con las aldabas encontramos dos cartelas que muestran en el interior de un casetón en relieve superpuesto, el escudo de la cartuja jerezana.
Traspasadas estas puertas se accede a la primera parte del atrio del monasterio, quedando a mano derecha el patio de la Hospedería y la capilla de Caminantes. Desde esta parte del atrio la portada nos ofrece una visión totalmente distinta, el muro isodomo y carente de decoración hasta la altura de la imposta, se engrosa para servir de elemento de descarga, configurando dos bajas bóvedas rectangulares de arco rebajado en los laterales y otra semejante, pero de mayor altura sobre la puerta, por debajo del arquitrabe de la portada rehundida con dos canes laterales.
Los elementos decorativos en el interior de la portada, solo aparecen en el ático, encima de la cornisa que lo diferencia; pilares, volutas y bolas, conforman el exterior de la venera que acoge el relieve de Dios Padre a modo de medica cúpula, la transición hasta la base del ático, se realiza con los mismos elementos (volutas y bolas) y de la misma forma que en frontal.
En la actualidad, la portada demanda una necesaria labor de consolidación y restauración; han desaparecido o se han deteriorado gran parte de los elementos de barro vidriado, las placas de pizarra, los pináculos…; los elementos figurativos se han desdibujado, por la erosión del agua y el viento, sobre la piedra calcarenita, de escasa resistencia a estos agentes. Las vibraciones producidas por circulación de vehículos pesados por la vía cercana, ha propiciado el desplazamiento de la portada hacia el lado izquierdo y hacia delante en su centro, provocando la aparición de importantes grietas.
BIBLIOGRAFÍA
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histórico-artística de algunos de los principales monumentos de Jerez, Jerez,
1885. Reeditado: B.U.C., Jerez, 1989.
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LÓPEZ CAMPUZANO, Julia: La Cartuja de Jerez, Ed. Caja de San Fernando, Sevilla y
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Copyright Manuel Holgado García, 2025.06.03
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